Hace poco mi
sobrino Iker me regaló un buen libro, de
cuya lectura quiero extraer un fragmento para invitar a mis maestros lectores a
soñar con un aula mejor e incluso para yo mismo tenerlo presente en vida y no
decaer. El fragmento dice:
Es necesario perseguir nuestros sueños más bellos. Renunciar es una palabra que debe eliminarse
del diccionario del que sueña y desea conquistar, aunque no se alcancen todas las metas. No olvides que fallarás el cien por cien de las
veces en que no lo intentes, perderás el
cien por cien de las veces en que no busques,
te estancarás el cien por cien de las veces en que no te atrevas a
caminar (itálicas y resaltado mío).
Como dijo el filósofo de
la música Raúl Seixas: “Ten fe en
Dios, ten fe en la vida, inténtalo otra vez…”. Si sueñas,
podrás sacudir el mundo, por lo
menos el tuyo…
Si tuvieras que
renunciar a algunos sueños, cámbialos
por otros. Pues la vida sin sueños es un
río sin fuente, una playa sin olas, una mañana sin rocío, una flor sin perfume.
Después concluye el autor su libro diciendo:
Libera tu
creatividad. Sueña con las estrellas
para poder pisar la luna. Sueña con la
Luna para poder pisar las montañas.
Sueña con las montañas para pisar sin miedo los valles de tus pérdidas y
frustraciones (p. 165 y 166).
Desearía de todo corazón que el fragmento citado de este buen libro
sea un aliciente para todos en esta
ardua labor de construir patria desde las aulas. Un trabajo de cuya siembra no necesariamente
verás los frutos algún día. Es probable
que no los veas nunca, pero ten la seguridad que sí los habrá y en el futuro alguien pensará en su maestro de primaria lleno del más profundo agradecimiento. Por eso hace
falta soñar.
Referencias
Cury, A. (2007). Nunca renuncies
a tus sueños. Venezuela: Planeta.
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