Instituto Pedagógico de Caracas
Subprogramas de Especialización en Lectura y Escritura
Curso:Lectura para Niños y Jóvenes
Profesora: Norma González Viloria
Llegó en barco de vacaciones y se quedó para siempre con nosotros
Quien haya ahondado un poco en la historia y evolución del lenguaje en nuestros países de Latinoamérica habrá tenido que remontarse hasta la época de la conquista y colonización, en la cual los misioneros se avocaron con verdadera dedicación al aprendizaje de las lenguas indígenas como una prolongación de su apostolado religioso, pues de esta manera, a través de la lengua, habría que penetrar en el mundo misterioso y temible de los indios, “no por abstracto afán científico, sino para comprender mejor al indio (con el propósito de) facilitar su catequización” (Rosenblat, 2002).
Tomando siempre en cuenta que “la lengua es la más alta creación humana, el repertorio más rico y elevado de los valores espirituales (…)” (Rosenblat, 2002, p. 389), los frailes se entregaron de lleno al trabajo lingüístico, por ello elaboraron artes, vocabularios, doctrinas, confesionarios y tradujeron los evangelios, las Epístolas y los Proverbios, en lengua indígena (Rosenblat, 2002), de esta manera, gracias al variado intercambio cultural se modificaron palabras, nombres, historias, leyendas y costumbres que fueron adaptadas al ser incorporadas al lenguaje de estas latitudes.
Un ejemplo patente de lo antes dicho lo encontramos en muchos nombres de América, por ejemplo a los indios habitantes de la tierra del fuego “Magallanes los llamó patagones, porque le recordaban (…) al monstruo Patagón, uno de los personajes de Primaleón, la popular novela de caballería de la época” ( Rosenblat, 2002, p.132), y de allí se concluye fácilmente a partir de dónde surge el nombre de Patagonia.
Sin embargo, las palabras y nombres no fueron las únicas sazonadas de mestizaje, pues la cuentística popular, y dentro de ella los cuentos de hadas, también fue adaptada a las nuevas necesidades y costumbres del criollo.
El Mestizaje del Cuento:
De los cuentos maravillosos españoles a los cuentos folcklóricos venezolanos.
El cuento maravilloso es una clase particular de los cuentos populares y que más ampliamente son denominados “de hadas”, “de encantamiento” o “fantásticos”, transmitidos, como todos los cuentos populares, de forma oral, sin que esta transmisión afecte a una determinada estructura narrativa, la cual se mantiene intacta, a pesar de todo lo que pueda variar el cuento, para que así, finalmente ayuden al niño a no dejarse vencer por las dificultades de la vida, aún cuando esté consumido por la sospecha de que sus padres no lo quieren (como en nuestro cuento) (Betelheim , 2000).
Sus funciones según Bettelheim (c.p. Fundalectura, 2000) son:
- Transmitir la idea de que el proceso de separación e individualización, aún siendo muy doloroso, es una tarea ineludible de crecimiento que resultará para bien.
- Dar a entender que para triunfar en la vida debemos afrontar los problemas resueltamente y con valor moral.
- Devolver al niño su confianza en el futuro cuando la ha perdido, al tiempo que desarrolla un sentido de moralidad si se desea un final feliz a su proceso de crecimiento.
- Decir que los buenos siempre son ayudados y recompensados y que al final triunfan.
En el caso del cuento maravilloso español “es un relato construido según la sucesión regular de las funciones citadas en sus diferentes formas, con ausencia de alguna de ellas en tal o cual relato, y repeticiones de otras en tal otro (y que) podrían ser designados como cuentos que siguen un esquema con siete personajes” (Propp, 1960; c.p. Almodóvar, 1986), que según Propp (1972, c.p. Salas, 1985) son cuentos que partiendo de un daño o una carencia llegan, después de haber pasado por funciones intermedias , a bodas u otras funciones utilizadas como desenlace tales como una recompensa, una conquista o la eliminación de un daño.
Como complemento de los cuentos maravillosos españoles, que fueron transformados ligeramente y adaptados una vez que llegaron a América, encontramos al cuento folcklórico, que designa a los relatos existentes entre los iletrados y analfabetos de nuestra propia cultura, que en un sentido un poco más ampliado, aunque siguiendo los criterios de Aarne y Thompson en la elaboración del índice de cuentos folcklóricos, corresponde a aquellas narraciones constantes y orales encontradas en el área de tradición conformada de la India a Irlanda y las tierras ocupadas por pobladores provenientes de estas áreas (Salas, 1985).
En este sentido el cuento folkclórico, dentro del contexto de este trabajo se aplica a aquellas narraciones de tradición oral cuya vía de introducción a nuestro país se realizó a través de España.
En particular se desarrollará y analizará el caso la transformación del cuento “la Niña sin Brazos”, el cual, en líneas generales trata sobre una muchacha más bonita que su madre, quien debido a la envidia que siente decide cortarle ambos brazos y dejarla en medio del bosque a su suerte. Transcurrido cierto tiempo, un príncipe la consigue, se casa con ella y tiene un hermoso bebé, el problema fue que más tarde el príncipe (ahora Rey) tuvo que hacer un largo viaje por mucho tiempo y a causa de una trampa que hizo una bruja con la correspondencia que se enviaban, la mamá del Rey expulsa a su esposa del castillo junto con su niño.
Con el transcurrir del tiempo a la mujer se le cayó el niño en la laguna y ante la desesperación y la impotencia de no poder rescatarlo debido a su discapacidad física, milagrosamente le salieron unos brazos con los cuales ahora sí pudo rescatar a su criatura. Más tarde encontraron una casa en medio del bosque en la cual se quedaron a vivir pero con el tiempo llegó el Rey buscando un poco de descanso. Fue recibido con mucha hospitalidad por su esposa, quien no se identificó, sino hasta servirle la cena, dentro de la cual estaba el anillo de bodas, con lo cual el Rey la termina de recordar y la lleva nuevamente a su palacio. (ver en los anexos el cuento completo , tanto en la versión española como en la venezolana).
En este punto valga la acotación que según Bettelheim (c.p. Fundalectura, 2000) esta soledad de “la niña sin brazos” junto a su hijo en medio del bosque impenetrable es una antigua imagen literaria que expresa la necesidad del personaje de conocerse a si mismo.
Como se puede apreciar en la versión española del cuento, el heroísmo esta ligado más a la culpabilidad o a la corresponsabilidad, que a la libre decisión de intervenir, lo cual parece obedecer a todo un rasgo fundamental de nuestra cultura (Almodóvar, 1986). Así, por ejemplo, en el caso que nos ocupa del cuento de “La Niña sin Brazos”, el héroe que rescata a la niña (ahora mujer) que en un inicio no tenía brazos, es el príncipe quien también fue, en cierto sentido, el culpable de que la botaran del castillo, ya que fue debido a su supuesta carta que ella se fue.
Otra característica de este cuento, en su versión española, es que el héroe no resulta claramente encargado de realizar la hazaña que reparará la fechoría del agresor, porque no existe un verdadero mandamiento y una aceptación o no por parte del héroe para actuar (Almodóvar, 1986), lo cual queda evidenciado puesto que el Rey llega a la casa de “la niña sin brazos” por casualidad, casi por error. Sin embargo sí se observa en el héroe, que tal como dice Colomer (1999) por ser hombre, se caracteriza por dominar los terrenos del poder, la aventura, la riqueza y la jerarquía social
Un rasgo que llama la atención es la identificación del héroe con la propia víctima, la cual de alguna manera es culpable de la carencia (Almodóvar, 1986). En nuestro cuento se aprecia esto puesto que al final se queda el lector pensando, si el héroe fue el Rey que rescató nuevamente a “la niña sin brazos” o fue ella porque rescató a su hijo de morir ahogado, a pesar de que inicialmente no tenía brazos. Por otro lado, se pudiera argumentar que la víctima del engaño del cambio de las cartas fue el Rey puesto que en todo momento creyó que su mensaje había llegado tal cual él lo escribió, ¿o fué “la niña sin brazos” quien fue despedida injustamente del castillo?
Es sumamente significativo que aparece el escrúpulo social de la heroína, al tiempo que ha perdido uno de sus atributos fundamentales, puesto que está sin brazos, por consiguiente la lucha de clases o el intentar salvar las diferencias de esta índole no aparece nunca y el único modo de escapar de la pobreza es el matrimonio, ya que se ha caído en desgracia por culpa de un miembro de la familia (Almodóvar, 1986). De esta manera, tal como afirma Colomer (1999) la mujer se caracteriza por cosas típicamente hechas o deseadas por las mujeres, como ser madre y esposa.
“La niña sin brazos” es el cuento donde más claramente se aprecia la cuestión inicial del incesto y sus consecuencias, manifestado elocuentemente a través de símbolos, que lo disfrazan, y que a diferencia de otros cuentos categorizados, al igual que éste, como románticos, tales como La Cenicienta y Blancanieves, inicia con una boda en tanto que en los cuentos citados la boda es el objetivo final (Almodóvar, 1986)
Esta boda, es sumamente importante, pues por el hecho de no tener brazos, se sugiere la posible pérdida de la virginidad, a través de una relación sexual previa, por eso el que el príncipe decida casarse con la joven representa la recuperación social de la violada (Almodóvar, 1986), terminando así su papel determinado a partir “de la relación con su marido” (Colomer, 1999, p. 52).
Para comprender mejor el caso de los cuentos españoles, es menester empezar diciendo que fue el ruso Vladimir Propp, quien en 1958 publica un primer libro, llamado “Semántica Estructural”, y que gracias a él es que se logra establecer una clasificación de los cuentos bastante rigurosa, estableciendo a partir de la comparación de las características de cada grupo, que los cuentos maravillosos españoles posiblemente pertenezcan al mismo tronco indoeuropeo, que se extendió por toda Europa, y cuyos personajes tienen 37 funciones (Almodóvar, 1986) .
Los cuentos españoles respetan escrupulosamente la ley descubierta por Propp, según la cual el orden de las funciones de los personajes se mantiene aunque desaparezcan algunas de ellas, no obstante debe tenerse en cuenta que lo esencial para que un cuento español sea auténticamente maravilloso es la existencia de un objeto o auxiliar mágico, que sirva para reparar la fechoría o la carencia inicial, o superar una prueba (Almodóvar, 1986).
Una vez que pasan a América y que son adoptados e incorporados, con sus respectivas modificaciones a nuestro acervo cultural, el 62% de los cuentos maravillosos suelen comenzar con una carencia económica o en su lugar, reflejan, a lo largo de la narración, un ambiente de pobreza, en tanto que un 38% surgen a partir de carencias morales, intelectuales, afectivas o de un objeto deseado. Esta situación nos presenta un mundo de muchachas abandonadas o maltratadas por parientes crueles, de jóvenes en busca de una esposa o de un objeto, de padres desesperados para obtener lo indispensable para sobrevivir, niños abandonados, expuestos o prometidos voluntaria o involuntariamente.
Los cuentos maravillosos, al formular la lucha del bien sobre el mal, presentan a unos personajes manejados como marionetas por fuerzas sobrenaturales externas, que están en constante oposición. En estos cuentos la realidad es asumida como maravillosa y lo maravilloso crea su propio lenguaje, transparente y concordante con el mundo claro y ordenado representado en la narración, en la cual la acción del mal y las fuerzas ocultas de la naturaleza quedan derrotadas (Salas, 1985). .
En líneas generales, en los cuentos venezolanos es frecuente , por alguna razón, que dentro de la familia, la cual no es estable y está llena de maldad, sea la mujer la escogida para representar la parte del traidor o malvado, por eso en “La Niña sin Brazos”, la madre debido a la belleza de su hija, siente muchos celos y decide deshacerse de ella , después de cortarle los brazos (Salas, 1985). Asimismo, aunque puede darse el caso de que aparezca en otros cuentos, en “La niña sin Brazos”, la familia está compuesta únicamente por la madre abandonada a su suerte, quien puede tener algunos hijos, de quienes el menor resulta siendo el héroe, lo cual es exactamente lo que pasa en la historia de “La Niña sin Brazos”, ya que ella es abandonada en el bosque a su suerte y después su hijo la ayuda a sobrevivir.
Sin embargo algo que llama la atención, tanto en la versión española como en la versión folcklórica venezolana es el hecho de que la madre de “La Niña sin Brazos” no sea castigada, y esto responde al hecho de que como regla general los progenitores tienden a desaparecer de la acción del cuento para dar paso a las aventuras, del viaje y de la lucha que emprenden el héroe o la heroína (Salas, 1985). Por ello aunque triunfa la bondad y la belleza sobre la crueldad y la maldad, no se observa un sistema de castigos.
En los cuentos venezolanos, la belleza radica en el rostro, pero puede darse como una forma de manifestación externa de la bondad, de la misma manera que la fealdad es manifestación de crueldad. La belleza puede ser causante de desgracias en los cuentos maravillosos de nuestro país, así por ejemplo, en uno el diablo se enamora de una muchacha bonita, el padre desea a su hija bonita en otro, y en nuestro caso la madre mutila a su hija por la misma razón.
Para concluir, es digno de mencionar que en nuestros cuentos maravillosos el inicio generalmente refleja una situación de total empobrecimiento, sin embargo la intervención de lo sobrenatural y de la ayuda mágica como elementos solventadores de la carencia económica es menos frecuente que en otros cuentos.
Bibliografía
- ALMODOVAR, R. (1986): Cuentos maravillosos: Biblioteca de la cultura andaluza.
- BETTELHEIM, B.: La Función Psicológica del Cuento. En: Fundalectura, Banco del Libro (Comp.) (2000): Una Mirada al mundo del niño desde el mundo de la fantasía. Caracas.
- COLOMER, T. (1999): Introducción a la Literatura Infantil y Juvenil. Madrid. Síntesis.
- ROSENBLAT, A. (2002): El español de América. Biblioteca Ayacucho. Caracas.
- SALAS, Y. (1985): El Cuento Folcklórico en Venezuela. Academia Nacional de la Historia.
Anexos
Fuente: Almodóvar (1985): Cuentos Maravillosos. Biblioteca Andaluza.
La Niña sin Brazos
Este era un leñador que todos los días tenía que ir al bosque a por leña para mantener a su mujer y a una hija muy guapa que tenían. Un día le salió un hombre de detrás de una encina y le dijo:
- Si me das a tu hija te haré el hombre más rico del mundo.
Y para demostrárselo le entregó un talego lleno de monedas de oro. El hombre regresó a su casa y le contó a su mujer lo que había pasado. Esta se puso muy contenta cuando vio tanto dinero y dijo que aunque se tratara del mismo Diablo le entregarían a su hija.
Al día siguiente el leñador volvió a hablar con el hombre del monte, que era el Diablo y quedaron en que a la hora de la siesta éste iría a recoger a la muchacha. Y así fue. Aprovechando que la niña estaba dormida, el Demonio la montó en su caballo y le entregó otro talego de monedas de oro a los padres. Luego se marchó a todo correr. Cuando la niña despertó, al ver que la llevaba un desconocido, hizo la señal de la cruz. Entonces el Demonio se enfadó mucho, paró el caballo, y con su cuchillo le cortó los brazos a la niña para que no pudiera hacer más la señal de la cruz. Luego la desnudó y la colgó por los pelos de la rama de una encina, y allí la dejó.
Muy cerca de aquél lugar se hallaba el palacio del rey. Un día se organizó una cacería y los perros del rey encontraron a la niña sin brazos . Desde entonces todos los días le llevaban la comida que a ellos les daban en el palacio, de manera que se iban quedando cada vez más flacos. El hijo del Rey decía:
- ¿Por qué estarán mis perros cada vez más flacos?, ¿Es que los criados no les dan de comer?
Pero los criados dijeron que sí y entonces el príncipe dijo que había que vigilar a los animales. El mismo fue detrás de ellos, y así descubrió a la hermosa niña colgada de un árbol. En seguida mandó que la bajaran de allí y se la llevó al palacio.
Al poco tiempo el hijo del Rey les dijo a sus padres que quería casarse con la niña sin brazos. Los padres dijeron que sería una deshonra casarse con una mujer que no pudiera criar a sus hijos. Pero el muchacho dijo que eso no importaba teniendo criados. Y se casó con la niña sin brazos.
Al poco tiempo murió el rey. El príncipe heredó la corona y su mujer fue reina. Pero pronto se declaró una guerra y el nuevo rey tuvo que irse a luchar. Estando en la guerra su mujer tuvo dos mellizos como dos luceros y se lo mandaron a decir al rey en una carta. Pero el diablo se hizo con ella en mitad del camino y puso otra donde decía que la reina había tenido dos monstruos. El rey escribió otra carta donde decía: “Que los críen hasta que yo vuelva.” Pero otra vez el demonio se hizo con la carta y escribió otra diciendo: “Coge a los mellizos y degüellalos inmediatamente.”
Cuando la reina leyó la carta se puso a llorar y pensó que a sus hijos no los mataría por nada del mundo. Le contó a su suegra lo que pasaba y ésta la ayudó a escaparse. Le puso unas alforjas sobre los hombros y metió a los mellizos en ellas, uno a cada lado.
La muchacha se fue camino adelante, venga a andar, venga a andar, hasta que sintió hambre y sed, lo mismo que sus hijos. Se acercó a un pastor y a una pastora que estaban por allí cerca y les pidió que le pusieran a sus hijos a mamar, uno en cada pecho. Y así lo hicieron. Luego se los metieron otra vez en las alforjas. Ella les preguntó que dónde podría beber y los pastores le dijeron que muy cerca había un arroyo y más adelante una casa donde podría quedarse.
La niña llegó al arroyo y se agachó a beber. Por más cuidado que puso, se le cayeron los dos niños al agua y al quererlos recoger para que no se ahogaran la salieron los dos brazos y con ellos pudo salvar a sus hijos.
Se puso en camino otra vez y cuando ya se iba haciendo de noche divisó una lucecita y se encaminó hacia ella. Llegó a una casa donde no había nadie y allí se quedó a vivir con sus hijos .
Al cabo de unos años ya el rey había vuelto de la guerra y estaba cazando por aquéllos lugares, cuando se le hizo de noche. Vio la luz de la casa y se dirigió hacia ella. En cuanto la muchacha abrió la puerta le pareció que la conocía de algo, pero no dijo nada. Los dos niños no hacían más que mirarlo también y él a los dos niños, fijándose en ellos y en su madre. Por fin le dijo a ella:
- Si usted no tuviera brazos…
Y siguió comiendo. Y al rato otra vez se lo dijo:
- Si usted no tuviera brazos…
La mujer había preparado de postre un pastel, y dentro había metido el anillo de bodas, de manera que cuando él se lo encontró comprendió de pronto que ella era su mujer y aquéllos sus hijos. Los abrazó y todos contentos regresaron al palacio donde vivieron felices muchos, muchos años.
Fuente: Salas, Y. (1985): El Cuento Folcklórico en Venezuela. Academia Nacional de la Historia.
Historia de la Niña sin Brazos
Había una muchacha. Una señora tiene una hija. Entonce, la muchacha ya va grande, ya va una señorita, y la muchacha es más bonita que la madre de ella. Entonce llega ella:
- ¿Qué hago con esta muchacha? Yo le voy a quitar los brazos.
Le quitó los brazos, los guindó en el mojinete de la casa. La misia ’tá inútil, ’tá mocha.
’Tonces, la muchacha, después que se hallaba en este estado, se jue pa’ una selva, pa’ una hacienda. Usté sabe que siempre en las haciendas hay partes que no las registran, no la’ caminan. Ai se metió la muchacha, allá vivía, a morirse allá la pobre muchacha. Desgraciadamente ahí se hallaba como una desamparada, que no tenía auxilio de nada.
El amo de la hacienda tiene un perro, y el perro, caminando por allá, halla la muchacha por allá en el bosque, metida. El perro comía las tres comía’ del día, como las come la gente, las comía el perro. Pero ese día no quiso comerse la comía que le habían puesto en el plato, le daba vuelta con el hocico a la comía así y aullaba mmmi, mmi. Y ese perro que no quiere comer la comía y tal. Tanto fastidiar aquel perro, el perro ahí:
- ¡Embale la comía a ese perro! – dice el dueño.
Le hicieron una jayaca de comía y ahí le metieron todos sus pedazos como la comía de la gente. El perro agarra esa hayaca de comía y se va corriendo: chas, chas, chas pal monte. Se la llevaba a la muchacha. La muchacha picaba con el diente y ái se comía la comía, él se comía lo que sobraba de la muchacha. La muchacha iba y acostada boca abajo, bebía su agua ahí en la fuente de agua que había.
Pero al largo tiempo de estar ese perro en ese tesón, el perro se ’taba desnutriéndose, no tiene la vida que tenía el perro, no ’tá comiendo la comía que le ponen, el perro se ’tá agotando. Entonce dicen:
- ¿Qué habrá pasado’ este perro? Porque ese perro ende que cogió esa manía de que se lleva embojotado esa comía… Alguna cosa tiene que hacer ese perro con esa comía, porque si se la comiera tuviera gordo; pero ese perro alguna vaina hace con esa comida. Yo voy a seguir ese perro.
Y se va el hombre, siguiendo al perro, tas, tas, tas. A lo mucho tiempo, el perro andando y él atrás, chás, chás, chás hasta que dentró al bosque y llegó Juan. La muchacha tenía una cama ái pisada con las patas, tenía su camita ahí donde dormía. Bueno. Y vio cuando el perro le puso la hayaca de comía y ¡tácata!, le peló los dientes y ¡paqui! Y desfarató y se pegó a comer. Ahora, va allá el hombre y la ve: una muchacha simpática. Dentró, entonce, a enamorar a la muchacha, que debía ser su señora de él. Y la mujer le decía:
- Pero bueno ¿qué aspira usté conmigo? Si no me está viendo mi estado. ¿Qué va hacer usted conmigo?
- No, yo me la llevo pa’ mi casa. Usté allá en mi casa no necesita naa, yo tengo mi madre. Mi madre me la viste, me la baña, mi madre me le da la comía, mi madre me le da too a usté. Usté no va a necesitar… Usté va a ser la señora mía. Yo me voy a casar con usté.
Bueno, usté sabe que siempre dicen que la mujer es la parte débil, se fue con él y se casó. Después que ella tiene largo tiempo viviendo ahí, lo nombraron jefe civil pa’ otro estao pa’llá. Pero la mujer está embarazada, la mocha.
Le dice:
- Bueno, mamá, yo me voy, ahí te dejo mi pobre mocha. Cuídame mi pobre mujer, no me la haga desprecio, cuídamela como siempre me la has cuidado.
- No te preocupes hijo, yo te atiendo a tu mujer.
- OK.
Se fue el hombre, tiene mucho tiempo trabajando. La mujer, la muchacha se desocupó de un muchachito varón; muy bonito el muchachito. Entonce, la madre cogió un papel y escribe:
- Estimado hijo:
Tu mujer se desocupó con un niñito lo más bonito, varón y esto, esto, esto y tal.
.. Aquí ’tamos buenos y tal’’.
Y lo manda con un portador. Un portador se llama un hombre así que es correo.
En el camino estaba la madre de la muchacha, la que le había quitao los brazos y dice:
- ¡Ah, buen amigo! ¿Pa ’onde va por ahí? Pase adelante, acuéstese, ya le voy a hacer un café.
Le colgó una hamaca y:
- Quítate esa camisa para que te refresque.
Se quitó la camisa, la puso en una estaca y se acostó, y se queda dormido el hombre.
Viene la señora, le jalla la carta a ’onde le explica como era la forma del muchachito. Pues ¿Qué ha hecho la mujer? La mujer coge otro papel y escribe y dice:
- “Hijo:
Tu mujer ha parido un fenómeno, y esa mujer se ha puesto tan rebelde que eso no la puedo soportar”.
- ¡Una injuria! Pues, a la pobre mujer, le pone la madre de ella.
’Tonce, el hombre allá ve la carta. Entonce le hace otra:
- Estimada madre:
Si mi mujer ha parido ha parido un fenómeno, ese hijo es mío. Cuídame mi muchachito, lo que sea me lo cuida. Ese es mi hijo, esa es mi sangre. Ténmele paciencia, eso puede ser que tú no me le atiende a mi pobre mujer y tal”.
Y viene con la carta bien hecha. Y entonce el hombre vuelve a pasar por la casa de la mamá.
- ¡Oh buen amigo! ¿Pa’ ónde va, pues buen amigo?
- Voy pa’llá.
- Pase adelante, voy a hacer un café, acuéstate chico.
- No.
- Quítate la camisa.
Se quitó la camisa, le volvió jallar la carta, la sacó y le puso otra:
- “Estimada mamá:
Sírvete tú de esta mujer botármela, que mis ojos no la vean más, porque si yo llego, voy allá y hallo esa mujer aquí, tú penas la vida, te mato”.
- Mira hija! Lo que dice mi hijo, que pierda la vida si tú te hallas aquí. ¿Cómo hago yo contigo?
- Bueno, yo me voy a dir pa’la selva –le dice ella-. Mete a mi hijo entre un guanepe.
’Tonce le hizo un guanepe por el pescuezo y le acolocó el niñito de modo que el mismo muchachito mamara de los senos así, diera la vuelta y mamara. Y la llevó, la botó a la pobre muchacha.
Entonce, entualito, al largo tiempo, el muchachito va pataleando y se sale del seno de la madre, del guanepe ’onde ’tá metío. Entonce, el muchachito recoge frutitas y le va dando a la madre en la boca y le lleva agua y le da, y come él, y así está asistiendo a la madre, la ’tá sosteniendo. ’Tonce, después que el muchachito ya va grandito salieron caminando. Le dijo:
- Mamá, vámonos, vamos a ver que jallamos por ahí, alguna vaina, a salir a lo claro, aquí lo que tenemos es agua y frutitas.
Salió a un vecindario, un pueblo. Ese muchachito era un gran médico que curaba la mínima enfermedad que había. Y, entonce, está el muchachito haciendo curaciones y llevándole sacos de reales por las curaciones que hacía, y remedio y curando gente y remedio. Bueno, después que ’tá bien rico, que no hallaba que hacer, le dice:
- Mamá, yo voy a pedir una limosna, mamá.
- Pero, hijo, ¿Cómo vas a pedir limosna con tanto real?
- No, no, yo voy a pedir una limosna, mira, dónde hay un muleto, un piazo de palo pa’irme.
Puyando la tierra, así como el que anda pidiendo. Cogió él un piazo ´e palo y se puso un peacito ´e saco, un moralito viejo de esos negros, sucios y se lo tercio y se va. Y decía:
- Una limosnita por el amor de Dios.
- Dele un piazo ´e pan a ese muchacho.
Le daban el piazo ´e pan, lo echaba ahí. Más alante:
- Deme una limosnita por el amor de Dios.
- Dele una ñema a ese muchacho.
Le daban una ñema, la tiraban también. Y asi hasta que llego hasta la casa de la mama de él, de la abuela. Y llega:
- Una limosnita por el amor de Dios.
- Dele una ñema.
- No, yo no quiero ñemas, yo tengo dos ñemas aquí.
Y miraba, él ´taba viendo los brazos de la madre, que ´taban ´marrados de la bigueta, y él:
- ¿Por qué no me das esos huesos? Yo quiero esos huesos. Y se rascaba la cabecita.
- Muchacho del carajo. ¿Qué vas hacer con esos huesos? – Le decía la abuela.
- Una limosnita por el amor de Dios.
- Dele un centavo pues.
- ¡Ay! Yo tengo real aquí. Deme esos huesos.
¡Muchacho del carajo, que bicho de mierda! – decía la vieja - ¡Que va a fastidiar aquí este carajo!
Por fin la obstino. Se cansó la abuela.
- Dele esos huesos a ese carajo pa´ que se vaya ese bicho de mierda. Como yo no se quien lo mando pa´ cá a ese carajo – dice la vieja.
Y cortan la cabuya por ´onde tiene amarrao los brazos de la mujé´. Cuando él agarra esos brazos ¡Carajo!, se alegra y ¡búquiti! Que nos metió en el morral y botó ese palo pal cipote y se va corriendo pa´ la casa y llega:
- Mamaita, mañana nos vamos a echar una gran baño en la laguna, - decia él- y yo estriego mi mama y mama me estriega a mi. (restregar).
Se fue a la laguna, abrió la arena y metió los brazos y los tapó con tierra, que se le ablandaran ahí. Ese otro día, le dice:
- Mamá arre conmigo pa’ que nos vamos a bañar en la laguna.
Le hizo comer a la madre, le dio en la boca, y después que hicieron la digestión
de la comida, el sol alto ya:
- Vamos pues a bañar, este jabón pica mamá, pica, pica; este jabón pica bastante mamá.
Y llega:
- Mira mamá, cuando la esté bañando y le eche jabón en los ojos, no pele los ojos porque se pica, ¿sabe? Siéntese. Apriete los ojos porque se va a picar.
Y él cogía esos brazos y acomodando eso’deos y llenando esos brazos y templando.
- No pele los ojos porque se pica, se pica.
Y acomodando esos brazos hasta que los llenó llenito, como los tenía la muchacha cuando estaba joven. Y llegó ¡pam! Y le pegó un brazo, ¡pam! Y le pegó el otro. Y dijo:
- Menee los brazos.
Y se van pa’la casa a comé. Y de ahí pa’lante la madre haciéndole comía a su hijo, le lavaba la ropa y lo acostaba, lo limpiaba.
2 comments:
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Gracias por la recomendación profesora , voy a intentar realizarlo, puede ser una oportunidad interesante para generar nuevos aprendizajes
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