Wednesday, October 20, 2010

Y si de adelantos se trata …

Desde que está en el mundo, la humanidad siempre ha tenido una sed insaciable de comunicarse. Desde las escrituras y dibujos rupestres en la prehistoria, pasando por los papiros del imperio Egipcio, lo que resalta es la intencionalidad de que el pensamiento trascienda lo efímero del momento y que pueda traspasar las barreras del olvido.

Más adelante, con el transcurrir del tiempo el soporte se ha ido modificando paulatinamente. De esta manera ha evolucionado desde formas duraderas como las tablas de arcilla de Mesopotamia en las que se han descubierto documentos de incalculable valor para la humanidad, hasta llegar desde hace algunos años para acá a las inmensas posibilidades comunicativas que ofrece el Internet, no sin antes haber pasado por la escritura sobre papel

Todo este recorrido de la nuestra especie se ha constituido como en una espiral ascendente que signa el curso de su evolución intelectual, en la cual cada una de sus vueltas tienen en común la intencionalidad de comunicar algo. Es precisamente allí cuando se da cuenta el hombre de que a pesar de todo lo que haya ascendido en este recorrido, lo básico, lo fundamental, lo inmanente de todo sigue estando en lo primigenio. Es por esto que desde este espacio dedicado a la promoción de la lectura, http://leeryescribirenlaeducacionvenezolana.blogspot.com/ nos hacemos eco de lo publicado en el edublog de la prof Angélica Silva, para invitarlos a conocer lo más novedoso en materia de lectura, visitando la dirección http://www.youtube.com/v/iwPj0qgvfIs?f=videos&c=ytapi-iLikeInc-iLike-1493oebb-0&d=AbzsdEu9A2kwQxMBPfYLdoQO88HsQjpE1a8d1GxQnGDm&app=youtube_gdata

Thursday, October 14, 2010

Recomendando autores para niños y adultos


Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Curso: Lectura para Niños y Jóवेंस

Víctor Mendizáबल

Antonio Arráiz


Antes que nada quiero empezar esta nueva entrega de la Cucarachita Martínez pidiendo excusas a mis lectores y seguidores en América Latina, América del Norte, Europa y Asia por tan prolongada ausencia. Sin embargo, en algunas oportunidades el distanciamiento con respecto al trabajo que se realiza hace posible que se aprecie todo en perspectiva. De esta manera se ponderan en su justa medida los logros, así como también se reconocen más claramente los errores, sobre la base de una revisión integral. Como resultado se evalúa y se toman decisiones en cuanto a los tópicos a trabajar en futuras oportunidades.

Este tiempo también ha sido propicio para planificar el trabajo, distribuyendo el resto del cuento con textos introductorios acordes con la intencionalidad de cada entrega. Pensando y repensando qué sería lo más apropiado escribir para intercalar las entregas. Así se ha empezado a sonar qué obra pudiera dar continuidad a la Cucarachita Martínez. Se ha decidido que la obra seleccionada se dedique a resaltar la importancia de la lectura en voz alta, como estrategia pedagógica, no obstante esto será tema de discusión en próximos encuentros.

En segundo lugar se quiere llamar la atención del lector en cuanto a las novedades incorporadas en este espacio. Para comenzar se agregaron los hipervínculos para acceder a las versiones digitales de las revistas “Lectura y Vida”, “Nuevas hojas de Lectura”, “Pensar el Libro” y “Scielo”. Seguidamente llamará la atención del lector una sección dedicada a los artículos que hicieron historia en la revista “Lectura y Vida”. A continuación se podrá encontrar una sección dedicada a los libros ganadores del concurso “Los mejores Libros del Banco del Libro-2010”, dentro de la cual hay dos links. El primero de ellos nos vincula directamente con la página del Baco del Libro, con la finalidad de ver los libros ganadores, en tanto que el segundo se trata de un artículo que al respecto publicó revistababar.com. Por último se decidió incorporar una sección dedicada a entrevistas con los escritores. En esta primera oportunidad se seleccionó a Anthony Bronw.

Para finalizar esta introducción quisiera compartir con mis lectores lo que me ha servido de motivación e inspiración para retomar este trabajo. Resulta que al igual que la mayoría de los docentes, cuando voy de viaje a algún lugar, además de disfrutar, conocer, descansar y tomar muchas fotos, si veo algo que pudiera contribuir con la realización de mi trabajo no lo pienso dos veces para comprarlo. El hecho es que mientras estaba de vacaciones encontré una tienda como mágica, donde había preciosidades para trabajar con los niños, entre lo que resaltaban infinidad de títeres de peluche. Al principio compré sólo uno, pero al rato regresé a comprar más, suponiendo que probablemente en un buen tiempo no regresaría. “La oportunidad la pintan calva” como decimos en Venezuela, así es que decidí aprovechar.

Si no me falla la memoria compré 5 títeres. Mientras los escogía le expliqué a la vendedora que yo soy maestro de preescolar y que los uso para representar un cuento sumamente hermoso que se llama “La Cucarachita Martínez y el Ratón Pérez”, cuya autoria es de un escritor venezolano. Le pregunté si lo conocía. Como respondió que no, le dije que estoy tratando de ponerlo en un blog y que si quería podía leerlo allí. Al regresar a mi ciudad y ponerme a trabajar nuevamente en mi escritorio, he encontrado, con mucha satisfacción que me han visitado desde el país donde estuve. Me gustaría imaginar que esta persona lo buscó, movida por la curiosidad de saber qué cosa tan sublime, qué cosa tan romántica y tan maravillosa diría un cuento, como para haber motivado a uno de sus clientes a comprar 5 títeres. Y no conforme con eso, hablar sobre esa historia con una emoción desbordante que se acrecentaba cuando enlazaba lo referido hasta ese momento con lo mejor de su país. Para ella y para los muchos otros lectores que empezaron a frecuentar en los últimos meses mi blog, es a quienes dedico esta entrega. Espero que la aventura emprendida sea de su agrado


La Cucarachita Martínez. Fragmentos. 6˚ Entrega

-Mi querida hermana –exclamó Doniazada- te ruego que antes de asomar el día, acabes de contarme el cuento de la Cucarachita Martínez.

-Voy a darte ese gusto –respondió la sultana, y al mismo tiempo pidió permiso al sultán.

Cuando lo hubo conseguido prosiguió la historia de la Cucarachita Martínez del siguiente modo:

El rostro de la cucarachita Martínez se iba iluminando, en tanto que las lágrimas temblaban todavía en sus largas pestañas.

- Unos lacitos azules… -murmuró, como hablando consigo misma -. Si compro dulces, me los como y se me acaban. Si compro perfumes, me los echo y se me acaban. Si compro joyas, se me pierden y se me acaban; y además me traería mala suerte. Si, voy a comprarme unos lacitos azules.


Y así fue como la Cucarachita Martínez, se compró sus lacitos azules. Se peinó, se empolvó, se pintó las mejillas y los labios, se puso su vestido nuevo, se arregló con graciosa coquetería los lazos azules en los rizos negros; y se sentó a la ventana. Estaba muy linda.

Los galanes comenzaron a rondar:

-Cásate conmigo –le dijo el Toro.
- ¿Y qué me ofreces tú? – le preguntó la Cucarachita.
- Te ofrezco poder. Cásate conmigo, y el mundo estará a tus pies. Dirás una sola palabra, y todos temblarán, y se precipitarán a complacerte. ¿Qué digo una palabra? Ni aun será menester que formules tu deseo. Un antojo tuyo, un ligero capricho que exhales en el viento, será como una campanada que agitará a los perezosos, despertará a los dormidos y hasta resucitará a los muertos. El giro más voluble y encendido de tu pensamiento regresará a ti, antes que lo hayas expresado, convertido en espléndidas verdades y realizaciones insoñadas. Los animales te temerán y obedecerán solícitamente. La vida será un sendero de presentes y ofrendas a tu paso, y el Universo se arrodillará ante ti, reverenciando a la escogida por el poderoso Toro.
-іAy, Toro me das miedo! –contestó la Cucarachita.

-La vida será un sendero de presentes y de ofrendas para ti, pero de presentes dulcísimos y ofrendas delicadas –dijo el Canario de Tejado-. Yo te ofrezco la poesía. Orquestas invisibles modularán hermosas melodías, las auras impalpables traerán músicas imprevistas, una lluvia de estrofas y de pétalos caerá sobre tu frente, un surtidor de madrigales y de endechas brotará blandamente, quejándose bajo tus pies.
-іAy, Canario, me empalagas! –repuso la Cucarachita.

-Aquí esta mi espada victoriosa. Viene de mil combates formidables. Caía como una tempestad sobre ejércitos sin número, los que se desbandaban, empavorecidos, ante su resplandor. Entró a saco, a sangre y fuego, en ciudades populosas, capitales de vastos imperios aniquilando los últimos baluartes de desesperadas resistencias, y está aun palpitante de la sangre de mis víctimas. іTómala! іTuya es! A tus pies la deposito con mi homenaje. Ven, serás la esposa del victorioso gallo. Yo te ofrezco la Gloria –dijo el Gallo.

Hay que confesar que estaba soberbio con su dormán rojo de branderburgos de oro y la cascada de plumas sobre el yelmo; pero la Cucarachita le respondió:

-іAy, Gallo, me das grima!

-Yo te ofrezco los honores: dígnate participar de ellos –expuso el doctor Burro-. Unidos escalaremos las augustas excelsitudes desde donde se divisan apenas los espumeantes afanes del montón ignoto. No nos salpicarán las miserias ni su estulticia. Sagrados cortinones servirán de majestuoso dosel a nuestra vida, y, unidos, nos sentaremos tú y yo en el trono de la inmortalidad.

-іAy, Burro, qué fastidioso debe ser!

-Yo te ofrezco amor; yo soy todo amor, únicamente amor –manifestó el chivo-. Ven: dame tu mano. Enlázate conmigo. Iremos a amarnos insaciablemente en todos los parajes en que el amor puede florecer. Nos amaremos en la umbría de los bosques, en el terciopelo de los prados, sobre la arena de oro de las playas, al borde de las colinas redondeadas por las que bate la brisa cargada de efluvios de canela y malabar. Mi amor es ferviente e infinito, como un beso en el que se hubiese refundido la eternidad.

-іAy, Chivo, no te creo!

El gato le ofreció la aristocracia de su alcurnia; el Perro la lealtad de su devoción; el Escarabajo las perfecciones de su industria; el Turpial las armonías de su arte; el Ganso le prometió una vida apacible y burguesa; el Caballo una existencia de deportes y agitación; el ciempiés quiso convencerla de que uniesen sus riquezas, y así, casados ambos, llegasen a ser los animales más ricos del mundo; el Cucarachero, su pobreza, y con ella pan y cebolla.

-іAy, no, no! No me decido –decía la Cucarachita.

Estaba otra vez a punto de llorar.

Ratón Pérez no prometía nada. Hallábase quieto y callado, mirando a la Cucarachita sin mover ni la punta del rabo, y sus dulces ojos negros transparentaban una resignada melancolía.

-¿Y tú, Ratón Pérez, no me ofreces nada?
-Nada, Cucarachita Martínez –respondió con un suspiro-. ¿Qué podría ofrecerte? Hubiera sido para mi un sueno maravilloso casarme contigo, y estar todos los días, todas las horas, todos los instantes, contemplándote en silencio como ahora. іEres tan bella Cucarachita Martínez! Habría sido un sueno de encantamiento sentir… ….

-Hermana mía –le dijo Doniazada-, te confieso que el principio me gusta y preveo que lo demás será muy lindo.

-Nada cabe más portentoso que la próxima parte de la historia de la Cucarachita –respondió la sultana- y de eso te darás cuenta la noche siguiente, si el sultán me permite vivir.

Shariar curioso por saber cuál había sido al final la elección de la Cucarachita no quiso que Sherazada muriera aquél día; por lo tanto se levantó sin dar aquélla orden tan inhumana।


Referencias
· Las Mil y Una Noches. Tomo 1 (2003). Gustav Weil (Traductor). Edicomunicaci’on, S.A. España.
· Arráiz, A। (s.f.). La Cucarachita Martínez y el Ratón Pérez. En: Meneses, G. (1992). Antología del Cuento Venezolano. Monte Ávila Editores. Caracas.

· http://compulsiones.blogspot.com/2007/05/la-cucarachita-martnez-tradicional-de.html

Sunday, April 4, 2010

Wednesday, March 10, 2010

Ponencia presentada el 18 de junio de 2009 en el V Congreso Internacional de la Catedra Unesco

Abordar el maternés como un estilo de lenguaje que facilita el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje del niño। Experiencia con infantes de 3, 8 y 18 meses।
Profes। Víctor Mendizábal, Donibeth Mosquera,
Arelis Romero, Rona Ortiz y Carmen Teresa Rincón
(UPEL-IPC- SUBPROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN EN LECTURA Y ESCRITURA) (victormendizabal30@hotmail।com; donimr@hotmail.com;
El maternés ha sido visto sólo como un estilo de lenguaje empleado por los adultos al interactuar con los bebés y niños para captar su atención. Para comprobar esta aseveración se llevó a cabo una experiencia con infantes en edades comprendidas entre 0 y 3 años, de las cuales fueron seleccionadas las situaciones comunicativas con niños de 3, 8 y 18 meses, de modo que se realizaron grabaciones y transcripciones de esas situaciones naturales en las que intervenían los adultos con estos niños en edades maternales. El propósito de esta investigación subyace en indagar acerca de esta forma lingüística, tan común en nuestra cultura, que resulta influyente para la adquisición de la lengua en el niño; asimismo, poder percibir a través de los corpus transcritos cómo varía la interacción entre adulto e infante de acuerdo al sexo de los mismos. Como resultado, se pueden indicar los siguientes rasgos relevantes del motherese: los adultos se valen de diminutivos y aumentativos, dictan órdenes y formulan preguntas, usan onomatopeyas y alargan el sonido de las vocales. Tales características encontradas en los corpus del presente trabajo evidencian las particularidades de cada interacción pues, responden a las características propias de cada familia. En síntesis, se afirma que el maternés promueve la elaboración del discurso y resulta útil para la adquisición y desarrollo del lenguaje del niño pues, el lenguaje tiene un carácter innato, se adquiere y se desarrolla socialmente, mediante el contacto del niño con la madre u otro adulto, ya que éste logra captar su lengua materna a través de la imitación de las interacciones personales y sociales que surgen en su contexto familiar y social, por lo que adquiere gran significación para él.

Descriptores: maternés, corpus, características del maternés।
Abordar el maternés como un estilo de lenguaje que facilita el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje del niño। Experiencia con infantes de 3, 8 y 18 meses.


Profes। Víctor Mendizábal, Donibeth Mosquera,
Arelis Romero, Rona Ortiz y
Carmen Teresa Rincón
(UPEL-IPC- SUBPROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN EN LECTURA Y ESCRITURA) (victormendizabal30@hotmail।com;
doNegritanimr@hotmail।com; romeroarelis07@hotmail।com;
carmenteresavenezuela@hotmail.com)

Introducción
Esta investigación teórico-práctica muestra situaciones reales que involucran niños y niñas menores de dos años, que procuran evidenciar la influencia del habla infantil, también conocida como motherese o maternés। Atendiendo a que este estilo de lenguaje se ajusta a las posibilidades de comprensión del infante, se plantean las posturas que surgen alrededor de dicha forma, ya que por una parte, se sobreestima su influencia sobre la adquisición y desarrollo de la lengua en el niño y, por otro lado, se afirma que no es fundamental pues, no se emplea en algunas culturas, por cuanto carece de carácter universal, aunque esto no quiere decir que se deje de reconocer que el maternés promueve el desarrollo de las competencias lingüísticas y de socialización, Serra, Serrat, Solé, Bel y Aparici (2000).

Los pasos que se siguieron en la elaboración de tal trabajo se iniciaron en primer término con la grabación de las conversaciones en las que interactuaban niños menores de dos años y adultos del entorno familiar de los mismos; en segundo lugar se procedió a su transcripción, que posteriormente se contrastó con los basamentos teóricos como aportes al estudio que se abarca y; por último se presentan los comentarios críticos en consideración con las experiencias recabadas en relación al papel que desempeña el maternés en la interacción cotidiana con el niño.
Para finalizar, el presente estudio se constituye inicialmente por el marco referencial en el que se esbozan las diferentes acepciones que a lo largo del tiempo se le han adjudicado al habla infantil empleado por adultos, de igual manera, se refieren las características que lo identifican। Seguidamente, se expresan las particularidades del maternés encontrados en los corpus। Para continuar, se presenta un análisis crítico en cuanto a cómo se puede catalogar el papel del maternés, en otras palabras si resulta favorable o no su empleo para el desarrollo lingüístico del niño।
Alineación al centro
Marco Referencial

Es común escuchar a los adultos usar como discurso al maternés como una forma de afecto y de identificación para interactuar con los lactantes y niños pequeños; sin embargo, este estilo discursivo no es exclusivo entre adultos y pequeños, por el contrario es común su empleo entre adultos así como con las mascotas। De hecho, el manejo que se le ha dado a este modo discursivo, a lo largo de los años, ha motivado la proliferación de diversos términos, que según estudios de Snow (1986) (Citado en Serra, Serrat, Solé, Bel y Aparici, 2000) los más usuales son: motherese, parentese, baby talk, habla infantil dirigida (IDT), discurso dirigido al niño (CDS) o lenguaje dirigido al niño (LDN) y ciertamente todas esas expresiones ilustran lo que hacen los adultos -en su mayoría- para comunicarse con los bebés y con los pequeños infantes.

En lo tocante al papel que desempaña el maternés en la adquisición del lenguaje del niño hay autores que sobrestiman su importancia, sin embargo, Rima Sueldo (1997) (citado en Girbau Massana, 2002) asevera que el maternés es un discurso relevante para el proceso de vinculación emocional, pues este lenguaje es más atractivo para obtener la atención infantil। En relación a ello, de acuerdo con A. Lamas (correo-e, Noviembre 14, 2008) estudiosos como La Costa afirma que motherese es un lenguaje que contribuye en el desarrollo mental, ya que ayuda a enseñar al niño la función básica y la estructura del lenguaje, así cuando se le habla al niño se observa que éste tiende a imitar al adulto. Por su parte, Good Luck (1991) (citado en Girbau Massana, 2002) plantea que el maternés coadyuva al infante en la adquisición y comprensión del lenguaje, particularmente en las normas que resultan imprescindibles.

Asimismo, Valles (2007) afirma que este lenguaje es un registro lingüístico basado en la simplificación, especialmente en lo referente al nivel sintáctico del lenguaje। Es decir, una forma característica del habla, que emplean los adultos para dirigirse a los niños pequeños. De acuerdo con los estudios de G. Hernández (s/f) Bateson (1975) asegura que a través de la protoconversación el adulto acomoda su conducta a las pautas innatas infantiles y sincroniza sus movimientos, gestos y vocalizaciones en una especie de diálogo. En referencia a ello, el autor expresa que en una interacción madre/bebé, el adulto aprovecha las diversas situaciones rutinarias para conversar con el bebé con variadas intencionalidades, deseos y sentimientos e interpretando los sonidos que generalmente se dotan de significados que muchas veces se corresponden con las intenciones del adulto.

En relación a esto, Serra, Serrat, Solé, Bel y Aparici (2000) aseveran que el habla de los padres pone de manifiesto aspectos morfosintácticos de forma tal que sus enunciados están construidos, gramaticalmente hablando, de manera adecuada a las normas de uso de la lengua; por supuesto, los adultos emplean expresiones cortas y menos complejas para que el niño las vaya asimilando además, se hace constante la formulación de preguntas para incentivar una respuesta।

En otro sentido, la forma y el contenido de este lenguaje se caracterizan según Valles (2007) por: la utilización, de una entonación muy marcada; la agudización de frases interrogativas o por el uso de onomatopeyas; asimismo, se exagera la articulación de los fonemas vocálicos prolongando su emisión; extensión de fonemas vocálicos como /a/, /u/, /i/, y consonánticos como: ⁄m⁄, ⁄b⁄, ⁄p⁄, ⁄g⁄। Igualmente, se seleccionan preferentemente los sustantivos y adjetivos de uso más frecuente, y se repiten continuamente al realizar actividades cotidianas como la alimentación y el aseo, estos intercambios le permiten al adulto enseñar la lengua materna, la construcción de la relación afectiva con su hijo y además, hace posible una comunicación efectiva que provee información sobre el mundo de los objetos y de las personas que lo rodean (p. 65).

En relación a ello, Serra y otros (2000) incluyen algunas de estas características dentro de una macro Categoría denominada Rasgos Fonológicos Suprasegmentales del habla adulta, entre las que figuran: altura de tono, acentuación, duración, ritmo de elocución, pausas e inteligibilidad.


Cómo se puede catalogar el papel del maternés
El habla materna o motherese no es utilizada en todas las culturas ni sociedades existentes, sólo es habitual en los países occidentales, de hecho dentro de estas sociedades tampoco es común que toda su población lo emplee, por lo que es normal que quienes hagan uso de ese discurso algunas veces sean vistos de una manera extraña e infantil।

No obstante, Serra y otros (2000) esgrimen que aunque se omita el motherese como forma de habla que se establece como interacción entre el adulto y el bebé, todos los niños hablan en los plazos considerados normales। Claro está, ello se debe a que los niños desde que nacen comparten el espacio social con sus pares y con adultos de su familia y de su entorno sociocultural. En otras palabras, a pesar de que el niño durante su período prelingüístico pueda carecer de interacciones directas y personales con los adultos que lo rodean, él es capaz de captar el lenguaje a través de la imitación de las interacciones personales y sociales que convergen en ese contexto social, el cual adquiere gran valor significativo para él.

Cabe decir, que la manera en que se les habla a los niños refleja los patrones culturales y sociales de esa comunidad que en el caso occidental favorece a los infantes, ya que está centrado en sus intereses y necesidades, porque desempeñan un papel protagónico en el seno familiar। Es por ello, que mediante el Maternés se va consiguiendo que los bebés formen parte y participen rápidamente en su entorno social; asimismo, la madre o cuidador sirve como modelo para enseñarle al niño que todo lo que acontece en su entorno se puede expresar mediante las palabras.

En este sentido, dicho estilo de lenguaje utilizado tanto en niños como en adultos, se da según aseveraciones de Snow y Fegurson (1977) como medio de identificación en el que confluyen elementos de enseñanza tales como: el intercambio social, las muestras de afecto, la fonológica a través de las extensiones de los fonemas vocálicos, p। ej। Niño parranderoooooo, para enfatizar que es él y no otro bebé y que es alegre, divertido en gran medida; así como el uso de sonidos onomatopéyicos, p। ej. Shuiiii pum…, para identificar el cohete. Igualmente, hay una pedagogía sintáctica cuando se le llama al niño por su nombre, p. ej. ¿Asiiel? ¿Dónde está Asiiel?, lo cual ayuda a reforzar el empleo de los nombres de las personas. También cuando se emplean los demostrativos, ej. Mira (…), el burrito tiene cuatro paticas y una colita. Como se puede observar el LDN no sólo es un código útil para demostrar afecto y ternura sino para acercar al bebé al manejo de su lengua materna.
Conclusiones
Por las razones antes esgrimidas, el estudio sobre el maternés permitió evidenciar que, aunque el lenguaje tiene un carácter innato, se adquiere y se desarrolla socialmente, en primer término a través del contacto del niño con la madre y con otros adultos cuidadores, quienes desempeñan un papel fundamental en esa adquisición y desarrollo del habla, ya que le proporciona al infante un modelo lingüístico que se usa con múltiples intenciones y en diversos contextos। Por otra parte, esos diálogos suponen la posibilidad del intercambio de roles, entre el adulto y el bebé, lo que le facilita a éste tener un acercamiento con la estructura discursiva donde cada interlocutor interviene, es decir, identifica la “protoconversación” a través del juego -que surge por ejemplo cuando se le esconde un objeto-, ya que comparte el mismo funcionamiento y esquema: apertura, desarrollo y finalización de la interacción.

En este sentido, el Maternés lejos de subestimar las capacidades del niño, sirve para adaptarse a sus capacidades comunicativas limitadas, pues el adulto se ajusta a las habilidades de su interlocutor infantil para facilitarle el proceso de adquisición del lenguaje। Por lo tanto, además de estimular el desarrollo del lenguaje en su función referencial, funciona como vehículo de transmisión cultural a partir del acrecentamiento de los saberes.

Por todo ello es que a nuestro juicio, el maternés resulta provechoso para los niños de 0 a 18 meses, ya que van adquiriendo y modificando su habla de forma tal que ésta se desarrolla rápidamente। Por lo que, es vital esa interacción con pares y con los adultos, es decir, que haya una constante socialización a fin de que el niño tenga una formación ante las diversas situaciones que comparte en el contexto familiar।
Referencias
  • Girbau Massana, M. (2002) Psicología de la comunicación. Madrid: Ariel Psicología.
  • Hernández, Gustavo. (s/f) Lenguaje [Documento en línea]. Disponible en http:// www.ulpgc.es/descargadirecta.php?codigo_archivo=2691 [Consulta: 2008, Noviembre 21]
  • Lamas, Alicia (s/f) Palabras y lenguaje [Documento en línea]. Disponible: alilam05@yahoo.com.ar.
  • Serra, M., Serrat, E., Solé, R., Bel, A. y Aparici, M. (2000) La Adquisición del lenguaje। Madrid: Ariel Psicología.
  • Snow, C. y Ferguson, CA (Eds.) (1977). Talking to children Language input and acquisition. Cambridge: Cambridge University Press. [Documento en línea]. Disponible en http:// www.ericdigests.org/pre-9215/baby.htm [Consulta: 2009, Enero 10]
  • Valles, B. (2007). Desarrollo del Lenguaje y Enseñanza de la Lengua Materna en la Educación Inicial. Caracas: Didáctico Crecer.

Wednesday, January 20, 2010

Un homenaje a los maestros en su día: “Mi segunda oportunidad”

No siempre, cuando se trata de vida o muerte tenemos una segunda oportunidad. Nací el 30 de mayo de 1978, sin embargo si le preguntas a mis padres volví a nacer en julio de 1984. El primer recuerdo que conservo de ese accidente que el 14 de junio de ese año casi acaba con mi vida es el de la sala de terapia intensiva del Hospital Miguel Pérez Carreño. Estaba bañada por una luz agradablemente tenue, y bajo ella yo estaba acostado boca abajo. Las enfermeras, que se distribuían en torno mío me unos golpecitos en la espalda. Luego me enteré esos golpecitos, llamados percusión, servían para aflojar la flema.

Recuerdo claramente, como si fuera hoy, que tuve la curiosidad de saber si era capaz de moverme, pero tal vez fueron más las ganas de seguir durmiendo y descansando que las de satisfacer mi repentina inquietud. Quien sabe, tal vez si en ese momento hubiera logrado pararme, o hablar, no hubiese requerido una terapia tan larga. Tampoco sé en qué momento de ese mes, interminable para mi familia, logré despertar. Todo eso hoy por hoy queda relegado al plano de las especulaciones y la fantasía. Sólo sé que desperté, pero así como lo hice, igualmente recuerdo que me volví a dormir.

Con el tiempo, aproximadamente un mes después del coma, me dieron de alta y gradualmente fui despertando, entonces empezó un camino largo de terapias y rehabilitaciones, porque había que trabajar muy duro. Recuerdo que todos los días iba a fisioterapia en las mañanas y por las tardes venía a la casa una terapista de lenguaje a ayudarme a adquirir tonicidad muscular para poder empezar a hablar nuevamente. Y el trabajo duro tuvo su recompensa ya que en enero estaba empezando el 1º grado.

En esa primera temporada todavía seguía yendo mi terapista de lenguaje a la casa, se llamaba Zulay. Aún la recuerdo con nitidez, así como también conservo un grato recuerdo lleno del más profundo agradecimiento de todo lo que hacíamos. Tenía que concentrarse en lo importante: ayudarme a aprender a hablar, escribir y leer nuevamente. Menos mal que mi accidente fue a muy temprana edad, porque después de semejante contusión cerebral como la que tuve todo, absolutamente todo, lo olvidé, y después de pasar un mes inconsciente hasta el músculo más chiquitico de mi cuerpo lo tenía atrofiado. De hecho, los doctores que hoy por hoy ven los informes dicen que ese accidente fue tan grave que no me morí porque no me tocaba.

Sin embargo el precio que tuve que pagar a cambio de seguir vivo fue un arduo trabajo que empezó poco después de despertar; de hecho, esa deuda con la vida aún no la he terminado de saldar completamente. De esta manera, ya cuando tenía suficiente tonicidad muscular como para mantenerme sentado empezamos los ejercicios. Había uno que era… ¡Umm!, muy sabroso, para un niño de seis años, como era yo para ese entonces. Consistía en ponerme una chupeta frente a la boca para que sacara suficientemente la lengua como para tocarla. Luego Zulay la ponía hacia cada uno de mis cachetes, hacia mi barbilla y hacia mi nariz, y cuando la lograba tocar con la punta de mi lengua en las cuatro posiciones, eso sí, sin mover la cabeza, me la ganaba.

Otro de los ejercicios era tan divertido como difícil. Éste consistía en disponer de una ponchera con agua en la cual se pusiera un barquito de papel, que tenía que soplar para que llegara al otro extremo. Al principio era sumamente complicado, ya que mis músculos estaban tan débiles que casi no podía fruncir los labios, pero poco a poco lo fui logrando hasta el punto de que creo recordar que más avanzado en el proceso, Zulay y yo hacíamos competencias a ver quién lograba primero que su barquito llegara al otro lado de la ponchera.

Con el mismo objetivo hacía otro ejercicio que consistía en tratar de soplar una vela hasta que finalmente se apagara o que soplara diferentes clases de pitos. Extraño mucho uno muy especial para mí, que nunca olvidaré y siempre atesoraré en mi recuerdo como el entrañable juguete de esos meses: Se trataba de un pito en forma de pájaro que se llenaba de agua y cuando uno soplaba, sonaba como si el animalito estuviese cantando.

También masticaba chicle moviendo todos los músculos de la cara. Para lograrlo debía abrir grande la boca hasta dejar ver los dientes y luego, al cerrarla fruncir los labios como para empezar a dar un beso. El chicle que conseguíamos para eso era muy rico, sabía a uva por mucho tiempo, pero era tan rico como duro. Bueno, hoy sé que de eso se trataba, de que me costara trabajo masticar. Asimismo, tenía que dar besos frente a un espejo. Y luego, para la motricidad hacía de todo, claro, después de que ya podía agarrar el lápiz, desde palitos y circulitos hasta dibujos, eso sí, con colores de cera únicamente, y … ¡Guácala! No me gustaba tener que restringir mi creatividad a los siete o doce colores que creo que una caja de colores de cera contiene, con su característico trazo grueso. Sobre todo cuando tenía frente a mí la gran tentación de abrir la caja de 60 colores prismacolor que me había regalado mi prima.

Y así pasé todo 1º, 2º, 3º y 4º grado, haciendo mi mejor esfuerzo. Debo reconocer que aunque no era el mejor de la clase, conservaba un buen promedio, y en todos estos años el proceso que viví con Zulay fue decisivo y marcó la pauta. Indiscutiblemente ella dejó una huella imborrable en lo que llegué a ser después.

A partir de 5º grado todo cambió para bien, porque empecé a resaltar como uno de los mejores alumnos de la clase, por lo menos, así creo recordarlo. Es más aún conservo mis boletas de esos años, con las que puedo tratar de comprobar lo que digo. Mi profesora era nueva en el colegio, se llamaba Ingrid Martínez y tuve el placer de que fuera mi profesora guía por tres años seguidos. Con ella aprendí mucho, la admiraba por su entrega, la recuerdo cómo se iba cargada de cuadernos para corregir o llegaba a darnos la clase con su cuaderno lleno de anotaciones. Cuando estaba de guardia en los recreos, siempre estaba rodeada de niños que le contaban algo, yo estuve muchas veces en ese grupo, aunque prefería mantenerme callado.

A mitad de 8º grado se fue del colegio, entonces parecía que se hubiera muerto alguien, especialmente entre mis compañeros, porque todos lloraban con mucho sentimiento. Sin embargo de ella conservo un recuerdo muy especial, por ejemplo, cuando murió mi papá ella fue una de quienes estuvo por más tiempo en la funeraria acompañándonos.

Una cosa en particular me marcó de ella, tal vez la lección más importante que recibí de ella, fue que cuando nos daba clase de biología, yo nunca sacaba más de 16 en ningún examen. Es que sus exámenes eran muy largos y abarcaban todo, desde la clase que ella daba, pasando por la guía de laboratorio para terminar con el libro y otra guía que ella siempre elaboraba con contenidos que no incluían los materiales anteriores. Yo era un alumno de 17 ó 18, de allí para arriba, así es que un día estudié absolutamente todo, pero en el examen no me acordaba de algunas respuestas que me faltaban. Así es que como estaba mirando para todos lados a ver si me acordaba, Mariela Grillo, que estaba al lado mío, se dio cuenta de mi problema y me acercó su examen. Nunca me había copiado hasta entonces. Tengo que reconocer que esa fue demasiada tentación como para resistirla, pero tenía algo en mi contra, falta de experiencia.

No obstante me acerqué un poquito, como no lograba ver nada, Mariela, gentilmente me acercó un poquito más su examen, como de igual modo no lograba ver nada, me acerqué un poquito más, pero por más que estiraba el cuello no lograba ver todavía, entonces Mariela, para sacarme del apuro me acercó un poquito más aún su examen y cuando creo que ya estaba empezando a ver algo nos sorprendió la voz de la profesora Ingrid quien me dijo textualmente algo que nunca olvidaré: “Víctor, yo no esperaba esto de ti”.

Eso fue como la campanada que me llamó a reflexión. Además lo dijo en voz alta delante de todo el salón. Jamás había pasado ni pasaré una vergüenza tan grande; estoy seguro de que ella lo sabía. Además recibí el peor castigo de todos, el castigo moral, porque para mi sorpresa no me bajó ni medio punto, bueno yo tampoco logré copiarme ni media letra, jamás vi nada, lo juro.

Pero de todas maneras hubiera preferido que se acercara hasta mí y me pusiera 01 de una vez o que me raspara el año o que citara a mis padres. No hizo nada y eso fue el peor castigo, estar conciente de que todos se dieron cuenta que estaba haciendo algo indebido y tener que ser yo mismo quien se autoimpusiera su propia reprensión. Yo estoy seguro que ella sabía muy bien que lo iba a hacer y que lo haría mejor que ella, porque aprendí la lección.

Fue así como mi querida profe me había dado una segunda oportunidad, tanto es así que jamás mencionó el incidente, ni conmigo ni con nadie. Mi profe me dio una segunda oportunidad de igual modo como la vida, años atrás, decidió darme una segunda oportunidad. Tal vez no me tocaba, no necesitaban más angelitos en el cielo, o me aferré tanto a la vida y luché tanto que logré superar todas las dificultades. Seguí estudiando con mucha dedicación hasta graduarme de Bachiller, entonces descubrí que quería seguir el ejemplo que ellas me habían dado. Decidí que quería consagrar mi vida a los niños.

Sacando cuentas mi profesora Ingrid ya debería estar a punto de jubilarse, nunca nos dijo su edad, ella decía que tenía tisiete, sin embargo, ya han pasado 20 años desde que nos dejó de dar clase. Me gustaría mucho encontrármela y contarle que seguí su ejemplo, que su lección me sirvió de mucho, pues nunca más siquiera me pasó por la cabeza copiarme en otro examen nuevamente. Me gustaría contarle lo feliz que me siento cada vez que asomo la nariz al preescolar y entonces los niñitos me llenan con su cariño, como nosotros hacíamos con ella. Que en cada una de mis clases, cuando tengo un problema trato de pensar cómo lo hubiera resuelto ella.

Una vez una amiga me decía que los maestros somos tan importantes, porque los errores de un médico, desaparecen con la muerte del paciente; los errores de un arquitecto, se cobran la estabilidad del edificio, que finalmente se cae; pero los errores de un maestro se multiplican, cuando nuestros niños crecen y enseñan mal a otros. De igual manera, agregaría yo, los aciertos de un maestro también se multiplican. Por eso, si me consiguiera nuevamente a Zulay o a mi profe Ingrid, les diría que decidí marcar la vida de mis niños así como ellas marcaron la mía. Les diría a ambas que decidí aprovechar de la mejor manera posible esta segunda oportunidad que la vida me regaló.